Un poquito de nosotros.
Además de facilitaros todo lo que os podría venir bien para pasar
unos inolvidables días en nuestras maravillosas y humildes casitas rurales, nos encantaría presentarnos como somos, abriros un
poquito nuestro corazón en estos tiempos llenos de prisa, de
reticencias, de falta de comunicación cara a cara, corazón a
corazón.
Nuria, nuestra pequeñaja, Pedro y yo, Carmín, formamos una
maravillosa familia en la que prima ser felices, nos gusta saborear cada
segundo de esta difícil vida y que a todo aquél que se acerque a
nosotros, podamos transmitírselo de verdad.
Procedemos de sitios dispares, Carmín nació en un pueblecito
cercano a la costa del Pacífico en el lejano país de las cumbres, de
los llanos, de la inhóspita historia, del Perú, y yo vi la luz en el centro
de Madrid, elegida en un tiempo lejano por los Reyes como capital
de las Españas, llena de ruidos, de maravillosos e impresionantes
rincones, de prisas, de obras de arte, de bullicio infinito, de
apasionante historia.
El más puro azar, o las estrellas o esa vida llena de sorpresas,
hicieron que nos conociéramos en aquel mencionado Madrid, y sin
quererlo pero queriéndolo con toda nuestra alma, comenzamos una
vida juntos y nunca revueltos.
A pesar de tener dos trabajos estables, de tener toda nuestra vida
montada en la capital del Reino, un día cualquiera, alguien nos
ofreció cambiar los atascos mañaneros de la M30, los autobuses
que no llegan, las carreras por dejar a Nuria en el cole, por
recogerla, por un mundo tranquilo, con pájaros que cantan sin
asustarse, por el susurro del río al darte los buenos días, por las
hojas de las hayas que te refugian del sol y de la lluvia perfumando
tu ser.
Lo sopesamos, no os creáis, era una difícil y arriesgada decisión pero con la
ayuda de aquellas personas que bien sabéis, que todos tenemos y
que siempre están a nuestro lado sin fallar, decidimos coger las
maletas, dejar todo y venirnos al que siempre será Nuestro querido y amado Norte.
Nunca pudimos imaginar que una decisión tan difícil fuera la mejor
de nuestras vidas, una decisión que nos ha condenado a ser felices, a
vivir cada segundo, a querernos más y a disfrutar no solo de
nosotros, sino de cada una de las familias que nos visitáis, notando
su felicidad cuando nos dejan, ilusionados cuando llegan, sabiendo
lo difícil que es en este loco Mundo en el que vivimos tener los
maravillosos y tranquilos momentos que saborean en nuestras
casas rurales, con nuestros consejos, los cuales sólo tratan que sus
vidas sean, por un tiempo, de otra manera, mirando, pudiendo ver,
respirando y sintiendo el aire, disfrutando de su familia lentamente,
con calma, sin que pasen los segundos y sin darse cuenta que son
horas.
Por último, quisiéramos decir que para todo lo que pueda surgir
siempre estaremos al otro lado del teléfono dispuestos a que
aquellas reseñas que pudisteis ver, no sean nada comparado con la
realidad.
Feliz estancia y olvidar todo lo malo durante un ratito, ya que por
experiencia os decimos que es por lo que merece la pena vivir.
Nuria, Carmín y Pedro.