El Legado de Félix de Martino

La escuela Museo Escuela de Soto de Sajambre

La escuela Museo Escuela de Soto de Sajambre

La Escuela de Soto va más allá de la arquitectura del edificio, va de la educación.

Aunque en el pueblo ya existía una escuela, en 1902 Félix de Martino, un sajambriego que emigra a México y hace fortuna, decide mejorar la vida de amigos y vecinos de su pueblo natal.

Se empieza a plantear la posibilidad de levantar una nueva escuela dotada de los más avanzados medios didácticos de la época.

El proyecto se materializa unos años después, cuando en 1905 se encargan los planos de un edificio que, además de funcional, debía ser bonito y, un año después, se contratan las obras.

La escuela se inaugura el 21 de agosto de 1906, ante una amplia concurrencia de personalidades, vecinos de Soto y de los pueblos del entorno.

El edificio austero y funcional, se distribuye en dos plantas:

  • En la inferior se disponía el aula de primeras letras, un taller de carpintería y oficios y una sala de reuniones para los vecinos.
  • En la primera planta se ubican el aula para los mayores y el verdadero tesoro de la escuela, el gabinete, que asombrosamente ha llegado casi completo hasta nuestros días.

Proyecto Educativo

Una escuela que tiene mucho que ver con La Institución Libre de Enseñanza, que pensaba en aulas con grandes ventanas y vistas al jardín y una obligación muy clara: construir un pensamiento crítico, individual y autónomo.

Un proyecto educativo que daba prioridad a educar y formar ciudadanos de una forma integral. Un hito para la época y para un pueblo escondido entre las montañas.

La fábrica de la luz

Cuando la familia política de Félix de Martino acomete la electrificación de una de sus fábricas textiles mejicanas mediante turbinas hidráulicas, se plantea para él un verdadero reto: llevar la electricidad a su pueblo natal, reto que se consolida a partir de 1920.

Tras salvar varias dificultades, la fábrica de la luz se inauguró en 1925.

En ella se instala una turbina acoplada a un generador Siemens procedente de Alemania y que, tras sucesivas mejoras y actualizaciones estuvo en uso hasta la década de 1970.

Su edificio cuenta con toda la maquinaria, una visita que permite conocer la «novedosa» tecnología de las primeras décadas del pasado siglo.

El lavadero de las fuentes

El lavadero es una de las obras que más significado tuvo entre los vecinos de Soto, ya que permitió a un colectivo especialmente desfavorecido, las mujeres, mejorar sus condiciones en el desempeño de sus tareas cotidianas.

Su obra es de 1905. Se trata de una construcción cubierta de piedra caliza dotada de una amplia pileta donde lavar.

La fuente situada junto al lavadero también fue patrocinada por Félix de Martino.

Jardín Botánico

UN SECRETO PARA LOS VIAJEROS

Pensando en qué escribir me di cuenta de mis visitas, bastante recurrentes, por cierto, al llamado Jardín Botánico de Soto de Sajambre.

Ha resultado ser todo un descubrimiento en mis ratos de solitario paseo, de retiro o de pensamiento, pero también es un lugar para ir compañía, incluso con los más pequeños ya que descubren diferentes variedades de árboles, los abrazan, imaginan duendes y hadas y encuentran con sus miradas observadoras diferentes tipos de hojas, bichos… y los frutos que caen al suelo les sirven para inventarse un juego. Ante el déficit de naturaleza que sufren hoy en día nuestros pequeños, es un lugar ideal para intentar recuperar esa necesaria conexión.Más tarde me encontré enseñándolo como si de un gran secreto se tratara, ya que carece de indicación y los viajeros al encontrarse con este gran hallazgo en medio del verdor que se ve desde el pueblo, todos se sorprenden.

Se trata de un lugar silencioso, pero a la vez ruidoso.

Puedes sentarte en uno de sus bancos, a leer un libro, a respirar aire puro o simplemente descansar, pero el murmullo de un pueblo vivo te acompaña en tu momento, pero sin molestar: suena la campana, pasa alguien conversando en su paseo diario, un perro ladra, los pájaros cantan… pero todo te envuelve y te llena de tranquilidad.

El lugar que, en su origen, allá por 1909 fue el Coto Escolar Martino Noriega, es hoy otra razón para conocer este maravilloso pueblo.

El gran proyecto educativo de la Escuela de Soto lleva además a fomentar en los escolares el amor por la naturaleza, la conservación y la promoción, dentro del entorno privilegiado en el que vivían, valores tan en boga en la actualidad promovidos ya entonces con la Fiesta del Árbol, donde los niñ@s plantaban árboles y posteriormente se encargaban de su cuidado y que se celebró durante las cinco primeras décadas del siglo XX.

Sorprende encontrarse con ejemplares desconocidos por nuestra ubicación como pueden ser el pino, la tuya o el cedro.

Os dejo unas fotografías de los accesos, ya que tiene dos, para que podáis disfrutar también de este secreto.

ACCESO 1: Tras pasar la iglesia y llegar al puente que pasa sobre el río cogeremos un desvío que hay a la derecha, caminando unos metros y dejando a nuestra derecha la iglesia, la fábrica de la luz y un poco más arriba al cementerio, giraremos de nuevo esta vez a nuestra izquierda y tras subir una pequeña cuesta nos encontraremos con el cercado del jardín y una de las puertas de acceso.

ACCESO 2: Otro camino nos conduciría hasta el final de pueblo, llegando a la plaza y tras pasar la bolera nos encontraremos con la llamada “Casa de los Tiros” (llamada así por los impactos de bala que conserva en su fachada, recuerdos de la Guerra Civil), girando a la derecha subiremos un rato por la pista que nos lleva a Vegabaño hasta encontrarnos de nuevo, no muy lejos, con el cercado y otra de sus puertas de acceso.

Si tienes el privilegio de venir a conocerlo cierra las puertas tanto al llegar como al marchar y déjalo como lo encontraste, para que todo el mundo pueda disfrutarlo.

Y para terminar me gustaría hacer mención a la Asociación Félix de Martino, que fue quien inició su recuperación en 2009, poniéndolo de nuevo en valor y sin duda que es otro referente cultural del Valle de Sajambre.

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